Articulo de opinion de Javier Salaberria, publicado en LA TRIBUNA DEL PAIS VASCO, publicado el 10 de febrero de 2014
Aunque resulte difícil de imaginar, con total seguridad esta escena ha sucedido en más de un hogar vasco, navarro y también catalán.
El hijo o la hija que están a punto de entrar en la universidad o que han terminado la E.S.O. y un buen día, a la hora de cenar, lo sueltan como quien no quiere la cosa: “Voy a apuntarme al ejército”. Lo que suceda en las tripas de sus padres al escuchar esto no trasciende a la opinión pública. Pero lo que sí es notorio es que la Fuerzas Armadas son la institución mejor valorada por la sociedad española junto con la Guardia Civil y la Policía Nacional. Por contraste, las instituciones peor valoradas son los partidos políticos, el gobierno y los sindicatos.
El papel que desarrollan las Fuerzas Armadas como agentes de paz y seguridad internacional y su presencia en las situaciones de emergencia, ya sea por catástrofes naturales o conflictos como la huelga de los controladores aéreos, son argumentos de peso para una ciudadanía poco acostumbrada a que alguien se sacrifique por su bienestar y seguridad. También han contado a su favor actuaciones como las de la Armada Española contra la piratería. Fueron muy mediáticos los casos de los atuneros vascos “Alakrana” y “Playa de Bakio”, rescatados y escoltados por las fragatas “Canarias” y “Méndez Núñez”, unidades que forman parte de la fuerza internacional de la Operación Atalanta.
Cazadores en el Salón
El Salón Europeo del Estudiante y el Empleo, celebrado en el Baluarte de Pamplona el 6 y 7 de febrero, reunió a unos 10.000 visitantes en torno a 80 expositores. Uno de los más importantes y más visitados era el del Ministerio de Defensa. Jóvenes estudiantes y universitarios se informaban y curioseaban sobre las posibles alternativas formativas y profesionales en medio de una crisis que se ceba especialmente en el desempleo juvenil. Desde hace siete años, una de las ofertas presentes en este Salón es la carrera militar.
Miembros del Regimiento de Cazadores de Montaña “América 66” con sede en Pamplona, desplegaron vehículos de alta movilidad Táctica VAMTAC blindados, una ambulancia y Transporte Oruga de Montaña (TOM), como complemento a un expositor donde, además de folletos, distintos materiales informativos, fotos y carteles con lemas como “Jefatura Tropas de Montaña: Profesionales de la aventura”, se exponían distintos equipos utilizados por las unidades de montaña. Otros años han contado, además, con exhibiciones médicas, simuladores de vuelo del Ejército del Aire o líneas de descontaminación NBQ (descontaminación Nuclear, Biológica o Química). Pero en esta ocasión, por culpa del viento, no ha sido posible realizar bautismos de vuelo en globo aerostático, como estaba previsto.
El Teniente Coronel Óscar Albelda Porres, Jefe de Reclutamiento de la Subdelegación de Defensa en Pamplona, se mostraba satisfecho por los resultados de este tipo de eventos. Una media de 500 posibles aspirantes eran informados por dos atentas militares, una de ellas teniente y la otra cabo. Los chicos y chicas que se acercaban al puesto eran muy jóvenes, curiosos y de diversos orígenes, pero todos parecían quedar interesados y motivados por lo que veían y escuchaban.
42.000 aspirantes para 1.500 plazas en 2013
En 2013 hubo más de 42.000 aspirantes para 1.500 plazas. Un bajón significativo en la oferta de empleos de las Fuerzas Armadas que, en 2009, con 11 ciclos, se propuso alcanzar los 86.000 efectivos de tropa, que en la actualidad son 77.000 y en 2014 establece un máximo de 79.000 en 2 ciclos, de los que ya ha convocado 2.000 plazas. Sin embargo, ha habido un crecimiento desmesurado de la demanda. En parte por efecto -a partir de 2006- de la regulación de tropa y marinería profesional que aumentaba la promoción y la duración de los empleos y mejoraba el perfil profesional de los soldados; y, en parte, por la crisis económica, que ha cambiando también las condiciones de los aspirantes, que antes provenían de grupos sociales menos favorecidos así como los ligados a la emigración, y ahora son jóvenes españoles de una titulación muy alta en medio de un panorama desolador para la búsqueda de empleo.
La carrera militar, pese a su aparente dureza, ofrece muchos incentivos. Sueldo por encima del Salario Mínimo Interprofesional que supera los 1.000 euros para la tropa, dependiendo del destino, más los complementos que pudieran tener. Posibilidad de promoción interna con plazas reservadas para Suboficial 80%, Guardia Civil 50% o Policía Nacional 10%. Formación técnica y en valores. Doble titulación civil y militar (el lema de la Academia de Ingenieros del Ejército de Tierra es “Nunc Minerva postea Palas”; “Primero la sabiduría, después la guerra”). Es cierto que es necesaria una fuerte motivación porque ésta es una empresa donde la disciplina, la vocación de servicio y el sacrificio son signos de identidad y razón de ser. Pero los aspirantes tienen un periodo de adaptación de una semana (dos en el caso de oficiales) tras el que pueden renunciar y dejar paso al siguiente de la lista.
El nivel de exigencia ha subido a la par que la demanda. Los jóvenes de 18 a 29 años necesitan más titulación y el proceso de selección, que es por concurso-oposición, se ha vuelto más exigente. Se tienen en cuenta aspectos como los estudios y títulos académicos, méritos militares y civiles, la aptitud psicotécnica, así como pruebas de aptitud física y médica.
Hay 22 centros de selección y no decide tanto el número de candidatos de cada centro sino la calidad de los mismos, por lo que hay comunidades que, aun teniendo menos aspirantes que otras, acaban aportando igual número de tropa. Prueba de ello, y de que las Fuerzas Armadas no son un campamento para excursionistas, es el número de bajas desde el comienzo de las misiones de paz en 1987: 167 soldados (159 militares y 8 guardias civiles). De ellos 3 eran vascos y 5 catalanes, porque los fallecidos procedían de todas las Comunidades o Ciudades Autónomas, excepto Melilla. Además fueron bajas 3 intérpretes nacionalizados españoles. Algunos fallecidos procedían de naciones como Colombia (6), Alemania (3), Ecuador (2), Marruecos (1), Francia (1), Guinea Ecuatorial (1) y Perú (1). Dos de las bajas eran mujeres.
Reflejo de una sociedad diversa
Han pasado 25 años desde que la mujer se incorporó a la Fuerzas Armadas y hoy tenemos algunas que tienen el empleo de Teniente Coronel. No existe un cupo y las condiciones de entrada de mujeres y hombres son las mismas, excepto en las pruebas físicas específicas para ellas. La normalización de otros aspectos de la diversidad, como el de las confesiones religiosas de los militares o su orientación sexual, van poco a poco incorporándose, adaptándose y mimetizándose al terreno como lo harían las tropas en combate (artículo 4 de la Ley Orgánica 9/2011 de derechos y deberes de los miembros de las FAS).
El Teniente Coronel Albelda aclara: “Las Fuerzas Armadas son reflejo de la sociedad, y forman parte de ella. Vivir en el cuartel es una opción. Muchos militares viven en sus casas, siempre que se lo permita el destino. No discriminamos a los aspirantes ni por razón de sexo, ni por religión, ni por afiliación política. Esta es una profesión con un riesgo similar al que puedan tener otras profesiones vinculadas con la acción como bomberos, marinos o mineros. Dentro de los límites lógicos impuestos por las leyes, el servicio y la disciplina se respetan todas las opciones personales”.
En una entrevista concedida a Radio Nacional, el Ministro de Defensa Pedro Morenés afirmaba que el gasto de defensa no debe disminuir, ni siquiera en tiempos de crisis, porque es un gasto fundamental ya que “garantiza el resto de libertades y servicios del Estado”. Un país que no pueda defenderse de sus posibles amenazas -aunque no las percibamos como inmediatas, sin duda las hay- no puede garantizar ni la educación, ni la sanidad, ni el trabajo…ni siquiera el orden social. Por lo que de nada sirve gastar en otras áreas si, previamente, no garantizamos la continuidad de la sociedad tal y como la conocemos.
Nadie en su sano juicio se preguntaría si es necesario o no mantener un parque de bomberos. Sin embargo, la función de las Fuerzas Armadas en esta sociedad es puesta en entredicho por algunos sectores que juzgan innecesario el gasto en defensa y creen obsoletos los ejércitos.
Yo me quedo con una frase de Clarence Worley en “Amor a Quemarropa”: ”Más vale tener un arma y no necesitarla, que necesitarla y no tenerla”. O dicho de un modo clásico: “Si vis pacem, para bellum”.