Hay quien piensa que las Asociaciones de Guardias Civiles son como Orange, Vodafone, Movistar. La que más me ofrezca, a esa me voy.
Es una decisión legítima, pero como todo en la vida, los comportamientos definen a las personas y a las organizaciones y, en ese saber elegir o no, dependerá mucho nuestro futuro profesional.
Hemos andado mucho camino y hemos pasado de ser guardias civiles a la cola de los derechos a unos guardias civiles al mismo nivel que el resto de funcionarios públicos. Este andar no ha sido fácil, porque ese largo camino lo hemos sufrido unos pocos en beneficio del resto del colectivo. Nos queda la satisfacción de haber hecho lo que honestamente debíamos y la esperanza de que sirva para algo.
En este largo proceso de cambio en derechos laborales podemos destacar que todas y cada una de las normativas internas se han adaptado a la de los funcionarios españoles. En cuanto a las sanciones disciplinarias estamos a la altura de otros Cuerpos policiales y las garantías de defensa son aceptables. El clima laboral en la Guardia Civil es un clima de tranquilidad, salvo excepciones.
En este largo proceso de conquista de derechos hemos ganado todos los guardias civiles, pero las Asociaciones Profesionales se enfrentan a un reto importante, que no es otro que intentar mantener su capacidad de aceptación, es decir, ir sumando afiliados sin poder ofrecer grandes cambios o coberturas extraordinarias. Unos guardias civiles que, como la sociedad española, tienen mala memoria y se olvidan que para llegar hasta aquí hay un largo camino de sufrimiento y de conquistas de derechos y, por lo tanto, en esa fragilidad de memoria recordarán más lo poco que se avanza a lo mucho que se ha avanzado.
Poco queda por conquistar que tenga una relevancia profesional importante y, en esa realidad laboral y social, deben vivir y adaptarse las asociaciones profesionales de guardias civiles. Se puede intentar vender la burra de las nuevas grandes conquistas que quedan por alcanzar, pero como decía, la gente tiene mala memoria, pero no es idiota y los grandes cambios ya están hechos. Por este proceso histórico ya pasaron los sindicatos policiales y sus dirigentes saben del desapego entre policías y sindicatos.
En ese ambiente de desmotivación de los guardias civiles por las asociaciones profesionales nos tocara vivir durante muchos años y, es ahora, donde las asociaciones deben marcar sus diferencias ideológicas o sus metas de conquistas y de estas metas es de las que quiero hablar.
Lógicamente todas las asociaciones tienen un menú principal: abogados gratis, asesoría gratis, cursos y otras ofertas nada relacionadas con lo profesional, pero tomando el modelo de los sindicatos se van ofertando –descuentos en librerías, seguros, cursos, hoteles, etc-. Este es el menú principal, el resto y lo importante será el servicio que presten los compañeros que la dirijan a nivel provincial, porque son los que están cerca del afiliado y los que pueden resolver sus problemas con diálogo e imaginación.
La pregunta sería: ¿Cuáles son las diferencias entre las asociaciones? La respuesta es sencilla y, algunas andarán en el sendero de la autodestrucción, porque por vender no les importará ir mermando hasta otros derechos.
La eliminación o aniquilación de la Guardia Civil, aunque ese proceso lo llaman unificación, abolición de las casas cuarteles, asociación pro-huérfanos y colegio de guardias jóvenes son metas de algunas de las asociaciones de guardias civiles. En esa teoría torpe, equivocada, pero respetada filosofía, se instalan los que intentan destruir la Guardia Civil, a sabiendas de que es un error, porque la destrucción no mejorará la vida de los guardias civiles, pase a llamarse como se llame el nuevo cuerpo. Intentan esconder algunos de estos objetivos, porque no son muy vendibles, sobre todo, si vives en pabellón oficial, pero la eliminación de la Guardia Civil llevara consigo el resto.
Los más inocentes –permítanme la expresión-, creen que a partir de entonces, dejaríamos de saludar a nuestros jefes, les llamaríamos, Pepe, y pueden pensar que tendrán que hacer hasta servicios de Puerta. En cuanto a los pabellones Oficiales se dejarían de tener derecho, así como a otros derechos y debo dejar claro, que cuando hablamos de derechos, hablamos de la posibilidad de poder solicitar o no el ejercicio de los mismos, porque a nadie se obliga a vivir en residencias oficiales como antaño; ni a mandar a sus hijos al Colegio de Guardias Jóvenes, ni a alojarse en residencias logísticas cuando viajamos.
En ese caminar de las asociaciones, nos podemos confundir y pensar que una Asociación es un Partido Político. La diferencia es clara y palmaria, la primera, busca las mejoras de los guardias civiles y sus familias; el segundo, del conjunto de la sociedad.
Esa es la razón por la que no he visto hasta ahora a ninguna Asociación de cualquier tipo, solicitar que le quiten algo a lo que tienen derecho y no les perjudica, pero en esta Institución puede pasar cualquier cosa. En definitiva, en este nuevo tiempo, unos piensan en cargarse a la Guardia Civil, otros en buscar mecanismos para mejorar la calidad de vida de los guardias civiles e igualar los derechos de las escalas en todos sus ámbitos como pueden ser pabellones, productividad, residencias y acabar con otras cuestiones que puedan ser inaceptables, pero defendiendo que la Guardia Civil como Institución es un patrimonio incuestionable de todos los españoles.
No quiero acabar este artículo sin recordar que la Administración debe crear mecanismos que eliminen la incertidumbre de los guardias civiles en determinadas cuestiones como la aplicación del Código Penal Militar cuando realizan funciones policiales, porque eso será un altavoz mediático incomprensible para la sociedad española actual.
Escrito por Juan Amado (vocal del Consejo de la Guardia Civil)
EL FARO DIGITAL