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Cuba 1912: La “Guerrita de las Razas”

Escrito por Apatrida   
Sábado, 19 de Febrero de 2011

El largo camino de los negros hacia la igualdad: La sociedad cubana de principios del siglo XX, heredera de la del XIX, era profundamente racista, entre los factores que creo que influyeran en este hecho:
– Hacía relativamente muy poco que se había eliminado la esclavitud en la Isla (1888), todavía estaba presente todo el menosprecio y prejuicio social que conllevaba la categoría de esclavo.
– Como consecuencia directa de lo anterior, al no tener los negros la posibilidad de ganar dinero (el trabajo esclavo no era remunerado) se encontraban en esas fechas en lo más bajo de la escala económica, la gran mayoría dependía solo de su trabajo y muy pocos eran propietarios de pequeños negocios, ninguno pertenecía a la elite de los grandes negocios y el dinero, que daba acceso al poder.

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– Otra consecuencia heredada de la esclavitud era la falta de educación y preparación, lo que lastraba poderosamente el acceso de los negros a empleos y puestos bien remunerados, progreso social ya de por si frenado por los prejuicios.
– La continúa llegada de inmigrantes negros, procedentes de Haití y Jamaica, sobre todo en el extremo oriental de la Isla, el más próximo a estas naciones. Para estos era válido todo lo expresado anteriormente, y peor, porque a la discriminación, ignorancia y falta de poder económico se le sumaba la categoría de extranjero. Estos haitianos y jamaiquinos, y los negros cubanos, tenían que competir con la fuerte inmigración procedente de las regiones más desfavorecidas de España, como Galicia, Asturias y Canarias, entre otras, que aunque compartían con los negros la miseria y la ignorancia, al menos tenían a su favor el que eran blancos, y que contaban en Cuba con las “Sociedades Regionales” o con parientes y amigos ya establecidos que podían ayudarles en los primeros difíciles momentos en la Isla. Toda esta inmigración era atraída por el efecto llamada de la bonanza económica que en esos años disfrutó Cuba. En aquellas fechas se trató por parte de los gobiernos cubanos de favorecer la inmigración española, sobre la china y la haitiana, lo cierto es que en los primeros 20 años del siglo XX arribaron a la Isla cerca de 800 000 peninsulares, más que en los 400 años de coloniaje.
A pesar de todo esto, en aquella sociedad se fueron dando pasos para mejorar la situación del negro, la Constitución de 1901 ya pretendía que fuesen considerados como ciudadanos cabales e iguales a todos los demás cubanos, aunque en la práctica fuesen ciudadanos de segunda, y en el Gobierno se encontraban congresistas y senadores negros, como Generoso Campos Marquetti, Antonio Poveda Ferrer y Martín Morua Delgado, quienes denunciaban la postergación en que se tenía a los cubanos «de color», como eufemísticamente se les llama a los negros en Cuba. Se lucharon y lograron algunos triunfos, entre los que más se hicieron notar de cara a la galería internacional: la admisión de militares negros en el cuerpo de Artillería del Ejército, encargado de las recepciones y ceremonias oficiales, y la invitación de políticos de color y sus familias a las recepciones diplomáticas.

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En esta imagen vemos sentado el primero a la izquierda a Martin Morua Delgado, y de pie en el centro, con un bombín, a Antonio Maceo, uno de los principales jefes d ela insurrección contra España, durante su exilio en Costa Rica.

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Otra imagen de Morua Delgado, con sus dos hijas, está ya en la etapa en que fue Presidente del Senado.

Ya desde 1902 existían algunas asociaciones que agrupaban solo a los negros, como el “Comité de Veteranos de la Raza de Color” , que celebró un mitin en La Habana el 29 de Junio de ese año, presidido por Juan Gualberto Gómez, compañero de Martí. A este mitin acudieron muchos veteranos blancos del ELC, que no se habían olvidado de la fraternidad entre los blancos y los negros mantenida en el campo insurrecto durante la última guerra de independencia.

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Evaristo Estenoz, fundador del Partido Independiente de Color
Partido Independiente de Color (PIC): El 7 de agosto de 1908, en la calle de Amargura 63, en La Habana, el veterano de la guerra de Independencia, hijo de madre negra y padre blanco, Evaristo Estenoz funda el Partido Independiente de Color. Estenoz había nacido esclavo en Oriente y para esa fecha trabajaba como contratista privado en La Habana, había viajado a Europa y a los USA, adonde fue acompañando al periodista negro Rafael Serra para observar las experiencias de las organizaciones negras americanas. Los negros cubanos tradicionalmente se habían encuadrado en el Partido Liberal, (se alzaron junto a José Miguel Gómez contra Estrada Palma en 1906) pero una vez llegado este al poder con José Miguel Gómez como presidente, se encontraban disgustados por la baja cantidad de empleos públicos para los negros.
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José Miguel Gómez, veterano de la Guerra de Independencia y presidente de la Republica de Cuba en 1912.

Desde su periódico Previsión se atacaba además la obsesión de los cubanos blancos por sus orígenes españoles, y se reivindicaba la herencia africana de Cuba, llegando a señalar que España había sido colonizada por africanos en la época musulmana. Reclamaban también que se abandonara la política de inmigración que daba preferencia a los blancos y se le dieran las mismas oportunidades a la inmigración negra.
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Como curiosidad podemos apuntar que el nuevo partido adoptó como símbolo al caballo, que representaba el medio de transporte favorito durante la guerra de independencia (aunque los negros en el ELC formaron fundamentalmente en la Infantería, denominada generalmente como Infantería de Cambute) y también a la deidad yoruba Changó. Los liberales por su parte enarbolaron la insignia del gallo para su partido, y defendían las peleas de gallos, prohibidas durante la intervención americana. Este partido Independiente de Color erosionó algo el voto liberal, lo que disgustó bastante al gobierno. Los periódicos de La Habana resucitaron los viejos temores de una revolución al estilo haitiano y acusaron al partido de Estenoz de promover el racismo negro. Como otra curiosidad, y para ilustrar un poco sobre la sociedad de aquella época, señaláremos que Estenoz fue detenido junto a algunos colaboradores en los días previos al inminente paso del Cometa Halley, al 19 de mayo de 1910, por los temores de una catástrofe racial en una sociedad todavía muy supersticiosa. Más tarde todos los prisioneros fueron liberados.
Se recrudeció la campaña en la prensa contra los Independientes de Color. Por otra parte, estos perdieron la brújula y con infelices declaraciones, se aislaron cada vez más. En Previsión, Estenoz hizo una desafortunada valoración del levantamiento contra España del 24 de febrero de 1895. Otros dirigentes, durante encendidas arengas, se quitaban el cuello de la corbata, pues no querían «tener nada blanco en su indumentaria».

Enmienda Morúa: En el Congreso se aprobó la Ley Morúa, presentada por el senador liberal reformista negro, Martín Morúa Delgado el 11 de febrero de 1910, (quien había participado en el proceso independentista desde el exilio en los USA) la cual era una enmienda al artículo 17 de la Ley electoral para eliminar de la vida política al PIC, basándose en que «considera contraria a la Constitución y a la práctica del régimen republicano la existencia de agrupaciones o partidos políticos exclusivos por motivos de raza, riqueza, título profesional o nacimiento». En realidad, Morúa temía la extrapolación a Cuba del sistema segregacionista que imperaba en el Sur de los USA, y por esto se oponía fuertemente a cualquier atisbo de separación por razas. Reiteramos, que aunque en la práctica existiese una fuerte discriminación, ante la Ley en Cuba imperaba la igualdad entre todos los ciudadanos, garantizada por la Constitución.
La negativa de Morúa Delgado a la conformación de organizaciones políticas de la raza negra está recogida en los siguientes párrafos: «Los negros reunidos jamás alcanzarán de los gobiernos otra cosa que beneficios para los negros. Y eso no es lo que debe buscarse. Mientras se hagan ‘concesiones a las clases de color’ permanecerán éstas en la inferioridad a que las condenará el régimen pasado y las sujetan las rutinarias prácticas presentes. Todo hay que obtenerlo como miembros de la sociedad cubana y no como individuos de tal o cual raza».
«No, no; la raza negra, las clases de color no deben por ningún concepto constituirse aparte de la raza blanca porque así confirman su estado seccional para toda la vida, imposibilitando su noble aspiración a elevarse al goce de todas las garantías constitucionales».
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Monumento en Cienfuegos, Cuba a Morúa Delgado.

Estenoz ensayó la vía de tratar de persuadir al presidente J. M. Gómez, teniendo en cuenta la gran cantidad de votos que sus seguidores negros aportaban al Partido Liberal, para que levantara la prohibición. Estas negociaciones no dieron ningún resultado, y Estenoz lanzó entonces un ultimátum: Si no se retiraba la Ley Morua los negros lucharían para salvar su honor, con la esperanza de obtener una intervención estadounidense, en virtud de la Enmienda Platt. Este recurso de tirar del machete, alzarse en la manigua y esperar una intervención americana fue por desgracia numerosas veces utilizado por los cubanos, no en balde lo venían practicando desde 1868, a partir de 1902 reforzado además con la reclamación de la aplicación de la Enmienda Platt. Cualquier grupo que se sintiese perjudicado podía gritar ¡Falta, y acudir a la embajada americana para pedir el regreso de los marines, como si de los árbitros de un partido se tratara.
Esperaban que con la derogación de la Ley Morua, que ilegalizaba al Partido Independiente de Color, este agrupara el voto negro en Cuba, y se convirtiera así en un “partido bisagra”, que rompiera con el bipartidismo existente (Liberal y Conservador) y con el que podrían obtener una importante cuota de poder.
Estenoz había sido recibido amablemente en 1909 por Charles Magoon, (abogado de Minnesota y ex Gobernador de la Zona del Canal en Panamá, uno de los interventores americanos en Cuba de 1906 a 1909) y por el coronel americano Enoch Crowder, (también uno de los dirigentes de la 2º intervención americana en Cuba, un “granjero de Missuri” educado en West Point, ex asesor del gobernador militar americano en Filipinas, con experiencia militar en las guerras Indias: en las campañas de 1886 contra el apache Jerónimo en Nuevo Méjico y en 1890 contra el jefe sioux Toro Sentado) y escribió al presidente americano William Taft. Esto lo llevó además a aumentar su aislamiento al ponerse en contra de la minoría radical antiplattista, encabezada por Cisneros Betancourt, Loynaz del Castillo y Eusebio Hernández, entre otros, todos antiguos oficiales del Ejercito Libertador de Cuba (ELC).
La «guerra de las razas»
Ante todo decir que el levantamiento armado del Partido de los Independientes de Color tuvo como objetivos fundamentales la derogación de la Ley Morúa, la demanda de mayores empleos públicos para los negros y la equiparación de la inmigración negra con la blanca, principalmente española. Nunca tuvo como meta el establecimiento de una República Negra, ni la deposición del Gobierno (los sublevados muchas veces daban vivas al presidente José Miguel Gómez). Tampoco fue seguido por toda la población negra de la Isla, cuya inmensa mayoría se mantuvo al margen, cuando no apoyó al gobierno.
Reunidos en Santiago de Cuba, Evaristo Estenoz, Pedro Ibonet, y otros dirigentes de la “protesta armada” ultimaron los detalles de la misma. En un gigantesco mitin repartieron miles de proclamas contra la enmienda Morua, y una original “invitación para un baile”, que contenía en realidad la consigna del lugar de la concentración para el alzamiento.
El 20 de mayo de 1912, aniversario de la República, los Independientes de Color iniciaron su alzamiento armado. En occidente (en el campo de La Habana y Matanzas, zonas donde había una enorme presencia de negros, descendientes de los esclavos de las grandes plantaciones cañeras) y Las Villas hubo pequeños brotes prácticamente insignificantes que fueron reprimidos rápida e incruentamente; en Oriente la sublevación fue mayor, fundamentalmente en el territorio que abarca desde Santiago de Cuba hasta la ciudad de Guantánamo, en la franja sur, territorio este como ya dijimos donde había una fuerte presencia de haitianos. Las cifras de alzados varían según los autores desde 4000 a 7000. Las acciones fueron muy parecidas a las de la guerra de independencia, ataques a ferrocarriles, ingenios y quema de numerosas caballerías de caña, la acción más sonada fue la toma e incendio del pueblo de la Maya, ( 1º de Junio) que dio lugar a refranes y canciones que han llegado hasta nuestros días. Los jefes de la protesta armada en Oriente eran: Jefe militar del Ejército de Reivindicación, el general (otros dicen que coronel) del Ejército Libertador, Pedro Ivonet, Evaristo Estenoz, teniente del Ejército Libertador y ascendido a general en la guerrita de agosto, Eugenio Lacoste, Gregorio Surín, veterano del Ejército Libertador, A. Vega, Octavio Heredia y José del Rosario Rodríguez; todos, a excepción de Lacoste, que según la prensa se le tituló gobernador de Oriente, asumieron grados militares; pues Heredia y Surín oficiaban como coroneles y Vega como general de brigada.
En la provincia de Oriente, en toda la zona de la protesta armada la población era mayoritariamente negra. En Guantánamo, ellos constituían el 67% de la población , en Santiago de Cuba el 56%, en El Cobre el 74%, en San Luis el 68,9%, en Palma Soriano el 54% y en Baracoa igual.

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En la prensa y en la sociedad hubo una histeria frente a la insurrección de los negros, asustados por el viejo fantasma de una revuelta racial como la de Haití en el siglo XIX.
Los congresistas negros, junto al colaborador negro de José Martí, Juan Gualberto Gómez, firmaron un manifiesto en contra del alzamiento y dándole al gobierno “… nuestro apoyo más resuelto”
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Juan Gualberto Gómez, quien fuera estrecho colaborador de Martí, es de los que condenan el movimiento, lanzando un manifiesto que suscribe junto con Nicolás Guillén, Generoso Campos Marquetti y otros. Después de liquidado el movimiento, censura la crueldad empleada para reprimirlo y aconseja la adopción de medidas que impidan en el futuro, la repetición de situación similar.
Los mayores generales negros del Ejercito mambí Agustín Cebreco y Jesús Rabí, expresaron su postura contraria al alzamiento en telegrama enviado al gobierno.
Al principio de la insurrección, el Presidente José Miguel Gómez no se afanó mucho en combatirla, quizá por estar en período de elecciones, pero la prensa de la oposición desarrolló una intensa campaña de alarma y criticó al gobierno por la inacción. El 25 de Mayo se recibió una nota del Gobierno americano notificando el envío de un cañonero a la bahía de Nipe y otras medidas que se preparaban para proteger las vidas y los intereses de los norteamericanos en la Isla. El presidente Gómez comprendió de inmediato la grave amenaza de intervención que entrañaba la nota y se apresuró en contestarle al presidente Taft, enumerando las medidas que pensaba tomar para combatir la insurrección, y , aunque agradeciéndola, considerando innecesaria la intervención americana.
En aquellas mismas fechas partieron para Cuba varios barcos cargados de marines americanos pero el reticente General Leonard Wood, ahora jefe de estado mayor en Washington, se limitó a reforzar la base de Guantánamo con 4 compañías de marines (parece ser que algunos de estos se trasladaron a haciendas y propiedades americanas en territorio cubano) y a que algunos de sus buques “enseñaran la bandera” en los puertos de La Habana y Nipe.
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Recorte de prensa de la época, donde se ven las tropas americanas desembarcadas en la Isla.
El recién constituido Ejercito cubano envió 8000 soldados (muchos de ellos negros también Ejemplo: El teniente Sariol, quien fue felicitado personalmente por el general Monteagudo y la prensa dedicó homenajes a este oficial negro que había pertenecido al Ejército Libertador.), bajo el mando del mayor general Monteagudo, cuyo principal temor era verse acometidos por cargas al machete, como sus antiguos rivales españoles, pero los tiempos habían cambiado, perfectamente pertrechados con ametralladoras, y cañones con abundante parque, nada pudieron hacer los negros con sus rusticas armas. Por ejemplo en Mayo 30 de 1912 en el combate de Yarayabo, 4 piezas de artillería de montaña dispararon 70 granadas y 400 botes de metralla.
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Sección de Artillería durante la Guerra de las Razas.

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Grupo de oficiales del Ejército cubano.
La rebelión, que duró alrededor de un mes, fue violentamente reprimida, sin duda ocurrieron excesos y ejecuciones, como ha sido usual en todas las revoluciones cubanas a lo largo de los siglos. Todavía en mi niñez escuché hablar sobre la siniestra fama que envuelve la Loma Colorada en las cercanías de Santiago de Cuba, (entre el castillo del Morro y la ciudad) escenario de una matanza de prisioneros Independientes de Color. Otro suceso sangriento ocurrió en Mícara, donde un combate degeneró en una persecución y matanza de sublevados en el monte.
Las cifras de muertos en el Ejercito fueron muy pocas, en el bando sublevado las cifras oscilan desde 60 hasta 6000, dependiendo de la fuente. La más repetida es la de 3000, entre muertos en combate y víctimas de la represión. En el libro de Hugh Thomas Cuba pursuit of freedom, pag 383, dice acerca de las bajas de la guerrita de las razas: «Monteagudo paso todo el mes siguiente dedicándose como mejor supo a extirpar la revolución y pretendió haber matado a 3000 negros»
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General “Chucho” Monteagudo, Jefe del Ejercito Cubano, y compañero de lucha del presidente J.M. Gómez en el Ejercito Mambí.
De todas formas, no creo que ningún autor consultara registros o archivos de la época, en parte porque no existen, o simplemente nunca se registraron, recordar que muchos eran haitianos y muchos indocumentados. La mayoría se basa en estimaciones y relatos de testigos, que si bien son ciertos en cuanto a la ocurrencia de una ejecución en determinado lugar, en cuanto a la cantidad de víctimas no creo que sean muy exactas. Con nombres y apellidos, son pocos los casos a los que se hace referencia, y no aparecen asesinatos de mujeres y niños registrados, a los que muchos autores actuales son aficionados a mencionar de forma festinada, alguno a llegado a comparar este suceso con el genocidio de los armenios!!!??? Es mi opinión que la cifra debe ser menor de 3000, teniendo en cuenta la extensión del territorio que afecto la rebelión, el tiempo que duró la misma, y la repercusión internacional de los hechos, que hubiese sido mucho mayor. Por el contrario muchos se empeñan en señalar que por parte de los sublevados no se produjeron excesos ni crímenes, cosa que también me permito dudar, aunque no aparezcan tampoco casos registrados en las fuentes que he consultado.
De todas formas aunque fuesen menos los muertos, y que hechos de este tipo fuesen repetidos en la historia de Cuba, por eso no dejan de ser condenables y criminales.
Estenoz según la versión de algunos Independientes, se suicidó antes de caer prisionero, aunque otra versión, esta del teniente del Ejercito Lutgardo de la Torre dice que cayó combatiendo contra su partida en Mícara (27 de Junio). Lo cierto es que el cadáver, exhibido en el Cuartel Moncada, presentaba un tiro en la sien.
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Cadaver de Estenoz
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Entierro del cabecilla insurrecto.

Pedro Ibonet, antiguo oficial del ELC y segundo de Estenoz en la sublevación, fue asesinado (17 de Julio) junto a su ayudante en las cercanías de El Caney por el entonces teniente Arsenio Ortiz. Con la muerte de Ivonet practicamente quedó liquidada la rebelion.

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El siniestro Arsenio Ortiz quien le aplicó a Ivonet la llamada «ley de fuga», se hizo notorio por su persecución implacable de los negros alzados, a quienes ahorcaba en «guásimas». Más tarde apodado el «Chacal de Oriente», este mulato corpulento y con bigote de manubrio, fue uno de los más notorios esbirros del machadato.

Otro cabecilla, Eugenio Lacoste, alias “El Tullido” mulato hijo de franceses, de 45 años de edad, paralítico desde los 18 años, de buena posición económica, ya que era dueño de un extenso cafetal llamado “Dios y Ayuda”, uno de los principales líderes del Partido Liberal en Guantánamo, que se pasó al Partido Independiente de Color apenas se constituyó este, de gran influencia entre la población negra de la zona, fue nombrado “Gobernador de Oriente” por los alzados en armas apenas comenzó la revuelta, se presentó ante el comandante Castillo en el Guayabal de Yateras el 17 de Julio, y conservó la vida.
Al igual que en el Ejercito Constitucional habían negros, en el bando sublevado habían blancos: Ejemplo: fue apresado el ciudadano español, Enrique Marín Guerrero capitán ayudante de Ivonet, que según la guardia rural se había distinguido como orador entre los alzados en armas; posteriormente sería expulsado del país en calidad de extranjero pernicioso.
El Ejercito Nacional de Cuba por aquel entonces estaba constituido en su mayoría por veteranos de la guerra contra España. Algunos de los excombatientes del Ejercito Mambí que tomaron parte en las acciones, en el bando gubernamental, entre otros muchos fueron:
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El hijo de José Martí, (el mismo que combatió como artillero en Las Tunas bajo el mando de Calixto García) y en aquellas fechas Coronel del Ejército Nacional, José Francisco Martí y Zayas-Bazán, fue el jefe del Estado Mayor del General Monteagudo la “guerrita de las razas” de 1912.
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El jefe del ejército, general José de Jesús Monteagudo, antiguo general del ELC que había servido en la guerra de independencia bajo el mando de José Miguel Gómez en Las Villas.
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Otro veterano de la guerra contra España: Pablo Mendieta. En el único encuentro importante de la «guerra racial», el General Mendieta sorprendió al campamento rebelde, diezmándolo sin piedad. No se tomaron «muchos» prisioneros. Las subsiguientes operaciones de «limpieza» revistieron características de cacería.
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Pedro Agustín Pérez, “Periquito Pérez”, en un monumento en la plaza principal de Guantanamo, su tierra natal, combatiente de las 3 guerras contra España, guantanamero ascendido por Calixto García a Mayor General del Ejercito Libertador, y quien en 1899 el General Leonardo Wood, Gobernador de Cuba, lo designara como Alcalde de Guantánamo, hasta efectuar las elecciones, en las cuales queda elegido como Primer Alcalde de dicha ciudad después de la independencia, fue jefe de un Batallón de Voluntarios levantado en Guantánamo y que participó en los sucesos de 1912.
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El Coronel del ELC Manuel Piedra Martell, quien durante la guerra del ’95, fue ayudante de campo del mayor general Antonio Maceo, marchó a Oriente al frente de los Voluntarios de Occidente. Salieron para Oriente el 22 de mayo, a bordo del buque escuela “Patria», eran alrededor de 500 y entre ellos iban algunos veteranos de la guerra de independencia. Dentro de este cuerpo se dio el caso, juzgado poco después en el Cuartel Moncada, de varios oficiales que machetearon a 4 de sus subordinados Voluntarios, de raza negra, por disputas o sospechas.
Paradójicamente, muy pronto después de la muerte de Estenoz, en Cuba se levantaron las trabas a la inmigración negra, fundamentalmente desde Haití y Jamaica, producto a las necesidades de la industria azucarera, que necesitaba incrementar mucho la producción al calor de la demanda producida por el estallido de la 1º Guerra Mundial en Europa. Esto, junto a la demanda de mayores empleos públicos para los negros y la derogación de la Ley Morúa, fueron los pilares fundamentales de la “protesta armada” de 1912. Durante la siguiente década llegaron a Cuba para trabajar en el campo cerca de 200 000 haitianos y 80 000 jamaicanos.
Después de estos sucesos, nunca más en Cuba se dieron disturbios raciales, algunos autores pretenden ver una venganza en el golpe militar de los años 30 conocido como el “golpe de los sargentos”, que depuso en el Ejercito a toda la antigua oficialidad blanca, aristocrática y con antecedentes en el ejercito mambí, y encumbró a las clases más bajas del ejercito, donde abundaban los negros, y que llevó a los primeros planos de la política cubana por cerca de 30 años al mulato Fulgencio Batista Zaldivar, nacido por demás en la provincia de Oriente. No creo que este golpe obedeciera a un móvil racial, ni creo que se produjera una revancha de los negros en la Isla en aquellos momentos.
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Algunos de los libros consultados fueron:
Cuba, una nueva historia Richard Gott
Guerra de Razas (Negros contra blancos en Cuba), Rafael Conte, José M. Capmany
Imp. Militar de Antonio Perez, Muralla 40, Havana, 1912 193 pages

Serafin Portuondo Linares 1906-1976

“Los Independientes de Color”, Habana, 1950
Hugh Thomas : Cuba, The Pursuit of Freedom.