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Enrique Area Sacristán

Nuevo e interesante articulo de Opinion de nuestro colaborador en Benemerita al Dia, D. Enrique Area Sacristán, Teniente Coronel de Infantería y Doctor por la Universidad de Salamanca.

Decepción en los Caballeros Cadetes

Enrique Area Sacristan

A raíz del artículo «La Educación en las Fuerzas Armadas», se me propuso hacer un análisis de la Educación actual que se recibe en los Ejércitos, es decir, el problema de la integración de futuros profesionales jóvenes en la Institución que van a realizar funciones de mando, que no da los resultados que serian de desear: bajas prematuras en la corta fase militar, Compañías enteras de repetidores, desilusión en las perspectivas iniciales con respecto a la cantidad de horas dedicadas a la instrucción militar…, etc.
Aunque los problemas de integración aparecen, en mayor o menor medida, en todo proceso de incorporación de personal, es específicamente en los programas de estos futuros profesionales jóvenes donde se puede advertir la respuesta más global, generalizada y orgánica a este tipo de cuestiones.
Algunas de las razones por las que se produce este “descalabro” en la enseñanza de estos futuros Oficiales y que les mueven a obrar así son:

1º.- el creciente reconocimiento del valor del potencial técnico en detrimento de los valores tradicionales militares.

2º.- el convencimiento por parte de estos futuros Mandos de que hay que crear líderes, directivos y técnicos militares para el mediano plazo, empleos de Teniente y Capitán, y no futuros Ingenieros en Organización como así está estipulado en los programas en la actual enseñanza superior militar.

3º los crecientes requisitos que impone el mando en operaciones de aquellos que van a dirigir hombres en operaciones, enfrentándose a un enemigo real.

A estos factores, se suma que un programa para estos profesionales jóvenes debe agregar a la Institución algunos beneficios o subproductos importantes:

1º.- valoriza el profesionalismo en la Institución.
2º.- rescata el valor formativo de los Mandos.
3º.- obliga a explicitar criterios y pautas de acción.
4º.- impulsa el trabajo en equipo y el desarrollo de proyectos e innovaciones en el ámbito castrense
5º.- ayuda a compartir por parte de los profesores militares la experiencia militar que han tenido en operaciones reales
6º.- permite revisar rutinas y hábitos instalados.

Un análisis de los programas de estos futuros profesionales permite advertir que los ha realizado un visionario, un fundador, que encarna esa idea y mecanismos que no inculca los valores militares a estas personas para la obtención de líderes.

Las capacidades de estos profesionales, técnica, humana y conceptual no es abundante en la sociedad civil. Las capacidades necesarias para convertir ideas en acción, asumir riegos, organizarse en el tiempo, desplegar maestría en la labor de mandar y en el trabajo, formar soldados, trabajar en equipo, comunicarse y seguir aprendiendo toda la vida no son fáciles de obtener ni entre quienes tienen estudios elementales, como la tropa en su conjunto, ni entre quienes han terminado sus estudios superiores.

Se crea así una paradoja, según Ernesto Gore, en la que, mientras hay mucha gente que no consigue trabajo, no todos los trabajos consiguen la gente necesaria para desempeñarlos.

Este nuevo contexto rompe con la situación tradicional que permitía a la Institución elegir a sus miembros y no al revés.

Lo real es que la Institución necesita personas que sepan y hagan lo que hay que hacer y no todo lo que puedan hacer. Las ideas mismas de “reingeniería o righsizing se basan en la necesidad de eliminar toda tarea superflua que no agrega valor a la Institución. Si bien el saber no ocupa lugar, es necesario decir que la institución no debe desligarse de valores importantes para aquellos a quienes quiere acercar. Lo que no se enseñe de milicia por los centros de enseñanza, se pagará más pronto que tarde en el funcionamiento de las Unidades tipo Sección y Compañía y, a largo plazo, creará maquinas de matar sin ningún valor moral ni tradiciones militares.