El 30 de junio de 1921 falleció el teniente de artillería Diego Flomesta tras un mes de cautiverio en poder de los rebeldes rifeños tras el combate de Abarrán, a vanguardia de la zona oriental del Protectorado de España en Marruecos.
Los rifeños querían que les enseñase el manejo de los cañones capturados en el asalto, bajo la amenaza de total desasistimiento alimentario y médico, pues había resultado gravemente herido en el combate. Diego Flomesta, movido por su propio honor, se negó y prefirió morir de inanición antes de que el enemigo aprendiera a manejar los cañones que, seguro, los volverían contra el ejército español.
Ocupación de Abarrán
La ocupación por las tropas españolas del monte Abarrán, de más de 500 metros de altitud y situado a 9 kilómetros de Annual -el gran campamento base- había sido ordenada por el general Silvestre un mes antes para seguir adelantando las posiciones fortificadas hacia el núcleo de la rebeldía contra el Sultán de Marruecos, la cabila de los beni Urriaguel, dirigida por el antes leal a España y ahora furibundo enemigo, Abd el Krim.
Cruz Laureada de San Fernando

Silvestre encargó la misión al comandante Villa, jefe de la policía indígena del sector de Kert, que partió, a la una de la madrugada del 1 de junio, al frente de una columna de 1.451 hombres, entre los que guarnecerían la nueva posición, los que transportaban los medios logísticos y las fuerzas de protección. El teniente Flomesta era uno de los oficiales.
A las once de la mañana estaba mínimamente montado el dispositivo defensivo, no muy sólido, debido a que el terreno carecía de piedras con las que levantar los muros perimetrales suficientemente elevados. Formaban un recinto de 12 por 65 metros y su guarnición, a cuyo mando quedó el capitán Juan Salafranca Barrios, eran unos 50 españoles, policías indígenas y una harka de rifeños leales. Instalada la nueva posición defensiva, el comandante Villa inició el retorno a Annual con la mayoría de la fuerza.
Inicio del combate
Pasada la una de la tarde, los rifeños rebeldes pasan del hostigamiento al ataque. Su número, próximo a los 3.000 hombres y el ímpetu de sus reiterados asaltos hicieron que hubiera bajas en número creciente; la moral de los moros aliados comenzó a flaquear y algunos desertaron.
El teniente Flomesta, aun habiendo recibido una herida en la cabeza y otra en un brazo, dirigió los tiros animando constantemente a sus hombres y asumió el mando de la posición cuando el capitán Salafranca cayó mortalmente herido, al igual que había sucedido con el resto de los oficiales españoles.
A lo largo del combate, sus cuatro cañones de 75 mm de la 1ª Batería de Montaña, agotaron los 360 proyectiles disponibles tirando incluso con la espoleta a cero, es decir, al menor alcance. Flomesta, viendo que se la posición podía perderse y que los rebeldes capturarían sus piezas, inutilizó personalmente una de ellas y ordenó a sus artilleros que hicieran lo mismo con las restantes. Después, fusil en mano, al igual que los artilleros disponibles, se sumaron a la defensa de los parapetos.
Tras cuatro horas de violentos asaltos, se agotaron las posibilidades de defensa de los españoles y finalmente la posición fue ocupada por los rebeldes, quedando prisionero Flomesta, que sufrió esa situación un durísimo mes más.
Su vida militar
Había nacido en Bullas (Murcia). En 1911 ingresó en la Academia de Artillería de Segovia en la 205 promoción. Su primer destino como teniente fue el 2º Batallón de Artillería de Posición en Mérida; seguidamente se incorporó al 6º Batallón de Artillería de Posición de Murcia.
A partir del 29 de octubre de 1919 su destino estará en África, incorporándose a la Comandancia de Artillería de Melilla al mando del Destacamento de Rayen. En mayo del siguiente año se hace cargo de la Sección de Automóviles de la Comandancia e interviene en la ocupación de Arrayen, Lao, Cheif y Tamarsit. En este último territorio es destacado al mando de una batería hasta comienzos de julio, en que regresa a Melilla. Tras otros destinos durante el segundo semestre de 1920 se incorpora al Regimiento Mixto de Artillería de Melilla y, a comienzos del siguiente año, a la 1ª Batería de Montaña de Annual con la que protagonizará el episodio del monte Abarrán.
Su nombre en la memoria
La memoria del heroico teniente Flomesta permanece en el callejero de Murcia, Barcelona y Mérida. Especialmente es notable su recuerdo en la Academia de Artillería de Segovia donde se expone una placa honorífica ubicada en su emblemático Patio de Órdenes e inaugurada en un emotivo acto el 2 de junio de 1924 por el general Primo de Rivera.
Un año antes, por R.O. de 28 de junio de 1923, había sido condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando de 2ª clase, al igual que el capitán Salafranca, por su heroísmo y ejemplar comportamiento en la defensa de la posición de Abarrán.
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