Estamos viviendo unos tiempos en los que la maldad se ha puesto de moda. Lo importante es hacer cada cual lo que le zumbe –ética ausente– y si no te pillan, es un éxito; aunque si te pillan también, pues la culpa de todo la tiene el fascismo. Hay que ser muy –pero que muy– tonto para defender ese argumento, puesto que no tiene pies ni cabeza la argumentación. Es una mentira tan obvia, que a gente medianamente culta e inteligente le haría sonrojarse. Eso sí, si tu nivel intelectual es similar al de un animal primitivo, entonces uno puede explicárselo. Además, las palabras de Víctor Hugo son sabias y muy demostrativas: “es extraña la ligereza con la que los malvados creen que todo les saldrá bien”. De hecho, estamos hartos de verlos fracasar una y otra vez en todo, salvo en el incremento de su capital personal.
Edmund Burke (1729-1797) fue un escritor y político irlandés contrario al totalitarismo y populismo, y defensor del liberalismo de su tiempo. Hay una frase que se le atribuye, pero que no es suya: “para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada”. Bien pues no es esta su frase, aunque el sentido es hasta cierto puto válido. Su verdadera frase es: Cuando los hombres perversos se asocian, los buenos deben coaligarse, si no lo logran caerán uno tras otro en un inmisericorde sacrificio en una guerra que no conoce la piedad. Esta sí que es una gran verdad, pues los indecentes y los malvados se asocian siempre, pues al carecer de principios éticos, les une el amor por el enriquecimiento propio, aun a costa de los demás. Usan a sus seguidores como piaras de ganado porcino, pero claro, no tienen esos jamones de los verdaderos cerdos ibéricos de bellota. La maldad basada en la avaricia es algo muy antiguo, como bien nos contaba Sócrates hace milenios: “las almas ruines solo se dejan conquistar con presentes”. Ello se debe a que su fe en el más allá no llega ni a cero (¿tal vez se basa en un algoritmo negativo de progreso?). No se como tienen vergüenza para autotitularse ‘progresistas’, pues no he visto a nadie más retrógrado en esta vida. Pero el mal en España viene de antiguo. Nos lo explica muy bien Leonardo da Vinci: “quien no castiga el mal, ordena que se haga”. Y el mal lleva sin castigo desde hace mucho tiempo y cada vez tiene un mayor soporte legal, con leyes u normas de dudosa legitimidad constitucional y de clara promoción de los malvados. Parece ser que han olvidado la genial frase de Charles Dickens –“el número de malhechores no autoriza el crimen”– que parece estar desfasada. Es más, con la nueva educación, las nuevas normativas de aborto, eutanasia, feminismo nazi, promoción de drogas, etc., estamos viendo que la maldad se asienta más y más en nuestra sociedad. Cada vez está mejor vista la maldad por una parte de la sociedad, inculta donde las haya, que solo busca la comodidad, el placer y la vagancia.
Heródoto de Halicarnaso, nacido en el siglo V a.C. en Bodrum (antes Halicarnaso), actual Turkía, fue un geógrafo y, sobre todo, historiador excelente, que resultó revelarse como un gran defensor de la ética. “Es más fácil embaucar a muchos juntos que a uno solo”, decía. Y lo ampliaba diciendo algo evidente: “no intentes curar el mal por medio del mal”. Ahí debieran de tomar nota muchos partidos de la oposición y llegar a la conclusión de que lo primero y principal por hacer –si es que alguna vez llegan al poder– es derogar toda la legislación creada en defensa del mal, la incultura, el egoísmo y la vagancia. Esas “leyes progresistas” que no son más que leyes animales, incultas y en algunos casos posiblemente criminales.
Sin embargo, recordemos que, como Juvenal decía, nadie se hizo perverso súbitamente. Sin duda la maldad hay que aprenderla bien: odiando (especialmente la ética y la verdadera justicia), dañando y en cuanto los demás se descuiden, matando. Que le pregunten a la ETA, ahora disfrazada de Bildu y a muchos otros partidos separatistas cuya filosofía principal es esquilmar al prójimo en pro del propio bolsillo. Juvenal vivió entre los siglos I y II en Roma. Escribió varias sátiras que pronto fueron olvidadas tras su muerte, pues defendían la moralidad y principios éticos. Pocos siglos después fue el cristianismo quien recuperó sus escritos. Sus frases son famosas y constituyen una lección de principios y normas de felicidad y convivencia. Como bien decía Juvenal, la maldad requiere una docencia previa. De ahí que los malvados procuran siempre deformar la educación en su propio beneficio. Viene a dar igual lo que se sepa, pues lo verdaderamente importante es el apoyo de una presunta ideología que no es otra cosa que la exaltación de la maldad.
Juvenal fue más un pensador que un escritor. Su obra, con un tono claramente patriótico y analista del pasado, se concreta en solo dieciséis Sátiras escritas en verso hexamétrico, completando cinco libros. Su fuente de inspiración son los clásicos latinos y se caracterizan por sus sentencias y versos concluyentes, denunciando Juvenal con ellas la decadencia y la corrupción de la sociedad romana en el siglo I. Relegadas al olvido tras su muerte, fueron revalorizadas desde el siglo IV y admiradas de forma especial y promocionadas por los escritores cristianos de aquellos tiempos. Las sátiras son dieciséis y se agrupan en cinco libros.
Es curioso que ya en Roma se impuso la maldad como base de convivencia: Nerón, Calígula, Domiciano… Ese fue el verdadero motivo de su hundimiento, pues eran vagos, incultos, avaros y malvados. Eso hizo que muy pocos romanos fueran a las legiones con el paso de los años. Así, al principio permitieron a los bárbaros ser legionarios, luego fueron ascendiendo poco a poco y llegaron a sr generales. Allí se acabó el imperio.
¿Intentan hacer eso con nuestras Fuerzas Armadas, con nuestra Guardia Civil, con nuestra Policía…? Yo creo que sí, pues son especialmente tontos. De momento los islámicos vienen. Pronto les dejarán entrar en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Primero serán tropa, luego suboficiales, oficiales y… en cuanto tengan algo de poder, les cortarán el cuello a populistas, socialistas, independentistas, progresistas, etc.
Son tan torpes que todavía no se dan cuenta de lo obvio: la historia es un bucle que se repite constantemente. Miremos la nuestra: invasión romana, invasión bárbara, invasión musulmana, unidad a base de estaca, invasión francesa, invasión norteamericana, inglesa y francesa de nuestras colonias,
invasión marroquí del Sahara, aparte de la guerra civil, y ahora destrucción de la sociedad en aras de un progresismo inexistente, con promoción LGTBi, promoción del saqueo al bolsillo del contribuyente, promoción del independentismo, promoción de la inmoralidad, ataque a los símbolos religiosos cristianos (a los islámicos no, que usan bien el cuchillo) y podría seguir hasta la saciedad.
En fin, estamos gobernados por gentes ignorantes, incultas, egoístas y de escasa moralidad. La idea es destruir la sociedad para enriquecerse ellos. Y como no ven más allá de sus narices, van a exterminar a sus familias: hijos, nietos, mariquitas que les hablan, etc.
Son unos ignorantes. Y como dijo Galileo Galilei: “la ignorancia es la madre de todos los vicios”. ¿Verdad, señores políticos?
Yo estoy seriamente preocupado, porque el disparate es mundial. El globalismo promovido por los consorcios de capitales nos va a llevar al caos. ¿Guerra? Puede que sí o puede que no, pero violencia y malestar, sin duda alguna.
Siento ser tan pesimista, pero esto lo veo cada vez peor.