Rosa Mª Olleros Fernández, la primera mujer Guardia Civil destinada en el Puesto del Real Sitio de San Ildefonso (Segovia), la primera mujer destinada a la Jefatura del Servicio Marítimo y, la primera también, en la Unidad Especial y de Reserva. Formó parte de la 96 promoción de Guardias de la Guardia Civil de Baeza, 22 años después de su paso por la Granja de San Ildefonso, y después de superar un cáncer y continuar ejerciendo su profesión, regresó para ser homenajeada por un pueblo que a día de hoy la sigue recordando con cariño y respeto.
El Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso reconoció en octubre de 2013 el paso de Rosa María por el municipio como la primera mujer de la Guardia Civil destinada al puesto de La Granja. Entonces, Rosa María Olleros fue una de las primeras guardias en el Cuerpo. Guarda recuerdos imborrables de su estancia en la provincia de Segovia, de las gentes, del pueblo monumental, de sus compañeros, y manifestó sentirse muy honrada por la distinción que le entregó el entonces alcalde del Real Sitio, José Luis Vázquez. «Es fantástico, porque es un reconocimiento a los años que lleva la mujer en la Guardia Civil, y lo quiero hacer extensivo al resto de compañeras que empezamos hace más de veinte años en este mundo».
En aquel tiempo, recuerda Rosa María, la Guardia Civil «era un mundo regido por hombres» y las relaciones con sus compañeros del Cuerpo de seguridad fueron correctas desde el principio, aunque advierte de que «todos los comienzos son particulares». Sin más calificativos. Luego añade que en la actualidad «se ha llegado a un punto de equidad entre el hombre y la mujer en la Guardia Civil» y subraya que después de su paso por La Granja, cuando tuvo agentes de ambos sexos a su mando, «los hombres aceptan y acatan las órdenes igual, porque no ven una figura femenina, sino a un superior».
Ahora «las nuevas generaciones ve bien que les pueda mandar indistintamente un hombre o una mujer», dice Olleros. Los tiempos y las circunstancias han cambiado. En el puesto de la Guardia Civil de La Granja de San Ildefonso Rosa María estuvo destinada desde 1991 a 1993, fue su primer destino y fue «una experiencia fantástica porque aprendí muchísimo y me sirvió de rodaje para el resto de mi carrera».
Con el mismo adjetivo califica el trato de sus compañeros de entonces: «Éramos nueve, más un oficial y un suboficial, y todos me abrieron el camino y el trato con la población civil». AL llegar Rosa María a la localidad, a los vecinos de La Granja les extrañaba ver a una mujer guardia civil, era algo que no formaba todavía parte del imaginario popular. «Al principio eran un poco reticentes, no sabían si era parte de una película, pero luego la población se acostumbró a ver una mujer uniformada», recuerda.
Después todo fue normal. «Ejercíamos en todos los ámbitos donde la Guardia Civil tiene competencias –recuerda– , en tráfico, seguridad ciudadana, caza, drogas… Necesitaría una semana para ordenar los recuerdos de aquella época, porque cada día de trabajo era una aventura nueva».
Al evocar su primer destino Rosa María Olleros ve las imágenes del Palacio Real y los jardines, el «estupendo enclave natural del municipio, que se disfruta en cualquier temporada del año», y refresca su memoria para indicar que estos atractivos y el aumento de turistas ya hacían entonces que «hubiera más incidencias en primavera y en verano», pero recalca que «La Granja es un pueblo muy seguro».
En la madurez de una carrera en la que ha sido la primera mujer destinada a la Jefatura del Servicio Marítimo y, la primera también, en la Unidad Especial y de Reserva, comentaba con simpatía y sin segundas que «ya estoy acostumbrada a lidiar con los hombres». Ahora trabaja en la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid, en la Subdirección de Apoyo del proyecto Alfil (Aplicación Logística y Financiera Integral), una iniciativa económica y logística de las de mayor envergadura que han sido abordadas en España, donde ejerce como administradora de esta aplicación informática.
Publicado en el Norte de Castilla el 23 de octubre de 2013