Estos días se están leyendo algunas afirmaciones sobre misiles y cohetes que sólo se pueden explicar como fruto de la ignorancia.
La diferencia entre un cohete y un misil está en su guiado
El martes 17 de octubre, el periodista Fran Sevilla, de Radio Nacional de España, afirmaba: «Ni Hamás ni Yihad Islámica disponen de misiles. Tienen cohetes, que es algo distinto. Y esos cohetes pueden causar destrucción y muertes, sin ninguna duda, pero no con la capacidad destructiva de un misil. He visto en muchas guerras la diferencia entre una cosa y otra…»
Al día siguiente, el politólogo Ander Jiménez Cava, coordinador de la formación de extrema izquierda Elkarrekin Podemos-IU en el Parlamento Vasco, aseguraba: «Que nunca antes en su historia, ni la Yihad Islámica ni Hamás han usado misiles. Siempre han utilizado cohetes, que no tienen ni de lejos la capacidad destructiva para volar por los aires un hospital«.
Es lamentable ver a un periodista y a un político desinformando de esta forma. Y digo desinformando porque las afirmaciones que han hecho son abiertamente falsas. En términos militares, la diferencia entre un cohete y un misil no se basa en su carga explosiva. De hecho, hay cohetes de gran tamaño y con ojivas más pesadas que, por ejemplo, los pequeños misiles anticarros. La diferencia entre un cohete y un misil se basa en su guiado. En términos militares se llama cohetes a las municiones de artillería impulsadas por un motor de combustión y que no tienen sistema de guiado. Un misil sí tiene un sistema de guiado, que puede ser teledirigido, por radar, por infrarrojo, por GPS, por láser y ahora, también, por inteligencia artificial.
Los cohetes de Gaza están diseñados par provocar daños indiscriminados entre civiles
El trasfondo de esa polémica parece ser un intento de rebajar la peligrosidad del arsenal de artillería de los terroristas de Hamás. De hecho, mucha gente, cuando escucha que Hamás lanza «cohetes», parece pensar que el ataque no es tan grave como cuando Israel lanza misiles. Más bien deberían pensar lo contrario: los cohetes de Hamás son especialmente peligrosos precisamente por su falta de un sistema de guiado. Mientras que los misiles utilizados por Israel son armas de precisión (lo que permite rebajar las bajas colaterales en un ataque), los cohetes de Hamás y la Yihad Islámica (los dos principales grupos terroristas que operan en la franja de Gaza) están pensados para matar a civiles de forma indiscriminada. Por eso muchos de ellos en su ojiva, además de explosivo, también llevan metralla: para amplificar los daños.
Hoy en día, la mayor parte de los ejércitos usan los cohetes a nivel táctico, ya sean pequeños cohetes lanzados por aviones o helicópteros como armamento de apoyo cercano a operaciones en tierra, o cohetes lanzados desde lanzadores múltiples, como arma de artillería. Esto es así porque un cohete de grandes dimensiones sería un arma estratégica peligrosa, precisamente por su falta de guiado. En torno a este párrafo podemos ver dos imágenes publicadas por el Wilson Center que repasan los arsenales de cohetes de Hamás y de la Yihad Islámica. El mayor cohete de Hamás, el Ayyash 250, tiene un alcance de 250 km. Se desconoce el alcance de los mayores cohetes de la Yihad Islámica.
El cohete más letal de la Yihad Islámica es el Badr 3: tiene una ojiva con entre 300 y 400 kg de explosivo (para que nos hagamos una idea, un misil BGM-109 Tomahawk estadounidense tiene una ojiva de 450 kg). Los cohetes más habituales de Hamás son los Qassam, de los que se conocen al menos cuatro variantes con varios tamaños, pesos y ojivas. El más pesado es el Qassam 3, con una ojiva de 20 kg de explosivos y metralla, una longitud de 220 cm y un alcance de 16 km.
Cientos de cohetes lanzados desde Gaza caen también en la franja
El problema de estos cohetes no es sólo su falta de guiado, sino también su escasa fiabilidad. Durante los ataques terroristas de Hamás contra Israel en 2021, de 2.968 cohetes lanzados, 439 cayeron sobre Gaza, matando a unas 20 personas, según estimaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel. A Hamás y a la Yihad Islámica no parece preocuparles matar a civiles de Gaza, y las muertes provocadas por esos cohetes fallidos nunca son comunicadas por esos grupos terroristas.
Unos cohetes utilizados para provocar el terror entre la población civil
Aunque esos cohetes tengan ojivas menos pesadas que los grandes misiles de crucero, el arsenal de artillería de Hamás y de la Yihad Islámica no sólo busca matar indiscriminadamente a civiles israelíes, un efecto que consiguen menos a menudo de lo que les gustaría gracias a los sistemas antiaéreos de Israel, el Iron Dome y el Iron Beam, que logran derribar muchos de esos cohetes antes de que hagan impacto en tierra. Su efecto es también psicológico: al igual de Hitler con los cohetes V-2, Hamás y la Yihad Islámica buscan provocar el terror. Tengamos en cuenta lo que significa vivir en Israel con la amenaza de esos misiles, cuyo alcance abarca a la casi totalidad del país, como vemos sobre estas líneas.
El crimen de guerra de instalar los sitios de lanzamiento en zonas pobladas
Al peligro que supone el lanzamiento de esos cohetes tanto para los civiles de Israel como para los de Gaza, hay que añadir que Hamás y la Yihad Islámica los lanzan desde zonas pobladas, usando a la población como un escudo humano para intentar evitar que Israel se atreva a llevar a cabo un contraataque que destruya esas plataformas de lanzamiento. Hoy las Fuerzas de Defensa de Israel han mostrado algunos de esos lugares de lanzamiento, a sólo unos metros de mezquitas, guarderías, escuelas y edificios de la ONU.
Con esta utilización de la población civil como un escudo humano, Hamás y la Yihad Islámica cometen un crimen de guerra contra los habitantes de Gaza, al incurrir en una práctica expresamente tipificada por el Protocolo I adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 en su Artículo 51.7, que prohíbe utilizar a la población civil como escudos humanos «para poner ciertos puntos o zonas a cubierto de operaciones militares, en especial para tratar de poner a cubierto de ataques los objetivos militares, ni para cubrir, favorecer u obstaculizar operaciones militares».
Redacción