Plazaola fue visto por última vez a las 3 de la tarde del pasado martes, cuando regresó a casa
Una vez constatado que Alberto Plazaola había huido de su domicilio tras filtrarse el fallo del Tribunal Supremo que ordenaba su reingreso en prisión, la Guardia Civil barajó, entre otras, la hipótesis de que el etarra hubiera sido acogido por algún vecino del inmueble, de su plena confianza. Y ante la necesidad de descartar esta posibilidad, los agentes se encontraron con dificultades judiciales, ya que no se autorizó la entrada a las viviendas sospechosas, según reconocieron ayer en la Audiencia Nacional.
Los diferentes medios consultados por ABC reiteraron ayer que el dispositivo de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía en torno a los movimientos de Alberto Plazaola fue el conveniente en este tipo de situaciones, por lo que el epicentro del escándalo que ha supuesto la fuga del terrorista hay que situarlo en la filtración. Lo habitual es que una orden de detención llegue al Cuerpo policial encargado de practicarla antes de que se difunda, precisamente a fin de no dar margen de maniobra al delincuente para huir o destruir pruebas.
El caso es que desde diciembre, y muy especialmente a raíz del reingreso en prisión de «Santi Potros», las Fuerzas de Seguridad del Estado habían mantenido un dispositivo de vigilancia discreto en torno a los movimientos de Alberto Plazaola para detectar un posible intento de fuga, aunque en ese caso no le hubieran podido detener porque se trataba de un ciudadano libre. Y los seguimientos han acreditado en todo momento que durante estos meses el etarra ha llevado a cabo una vida muy regular, con sus rutinas. De hecho, los agentes que integraban el operativo comprobaron que el mismo martes, 10 de marzo, Plazaola abandonó su domicilo de Oñate a las 11 de la mañana y regresó a las tres de la tarde. Hasta ahí, todo normal. Pero la noticia de la orden de su reingreso en prisión había sido difundida desde más de dos horas antes.
Refuerzos uniformados
Así que desde antes de las cuatro de la tarde comenzaron a concentrarse en las inmediaciones del inmueble simpatizantes de Bildu, en un claro intento de impedir el arresto del terrorista. En el caso de «Santi Potros», cuya orden de detención no había trascendido con anterioridad, Policía y Guardia Civil desplegaron un dispositivo discreto y fue trasladado a prisión sin problemas. En cambio, cuando a las 17.22 los agentes reciben la orden de detención, comprobaron que junto al portal ya se habían concentrado alrededor de un centenar de simpatizantes. El plan, al tratarse de una orden de la Audiencia Nacional solo de detención, era llamar a la puerta y comunicar a Plazaola que estaba arrestado, como se hizo con «Potros», aunque en ese caso fue en la calle. Pero dada la concentración de los proetarras se consideró necesario recurrir a refuerzos de agentes uniformados y, además, a solicitar a la Audiencia Nacional autorización de entrada y registro en el domicilio a la vista de que voluntariamente el terrorista no se iba a entregar. Esta autorización, según Interior, no llegó hasta las 20.44. Y para llevar a cabo el citado registro era necesaria la presencia de la secretaria judicial de Vergara, que no se personó hasta las 23.05. Agentes de la Guardia Civil y de la Policía comprobaron entonces que el etarra había huido de su domicilio.
Los responsables antiterroristas barajan varias hipótesis. Por ejemplo, que el etarra abandonara el lugar disfrazado, incluso con peluca, y camuflado entre la turba de Bildu, tal y como ya informó ABC. En este caso, se podría ocultar en casa de alguien de su entorno o incluso podría estar en el País Vasco francés acogido por algún «refugiado».
Seis vecinos sospechosos
Sin embargo, los investigadores han detectado que en el mismo inmueble residen, al menos, seis vecinos catalogados como activos proetarras y que a partir de las tres de la tarde del martes podrían haberle ocultado en su casa. Cuando los agentes se dirigieron a la Audiencia Nacional a fin de lograr las correspondientes autorizaciones de entrada y registro para descartar esta hipótesis, se encontraron con todas las trabas judiciales. Así que Plazaola bien podría seguir en el inmueble, a la espera de una oportunidad para abandonarlo. En cualquier caso, Policía y Guardia Civil mantienen un «dispositivo intensivo» para la captura del etarra. Los agentes se muestran optimistas: «Lo detendremos», a no ser que antes reaparezca protegido por un «muro humano» de bildutarras buscando la máxima «trompetería mediática».
Mientras, el Tribunal Supremo y la Fiscalía General del Estado investigarán la filtración que ha frustrado, de momento, el arresto de Alberto Plazaola. Las principales asociaciones de víctimas pidieron responsabilidades en este sentido. Por su parte, PP y PSOE apoyaron la actuación de las Fuerzas de Seguridad, al considerarla «correcta».
ABC