CHAVEZ-IGLESIAS
Estimados y queridos lectores, un día más me hallo colmado de energías en aras de proseguir con mi crucial labor articulista. Muchos se cuestionarán el motivo por el cual  considero de capital importancia mi opinión.

Y daré una clara y concisa respuesta al respecto: no tengo «pelos en la lengua» y actualmente tal actitud no abunda en demasía, ya que el periodismo en general está al servicio de los grandes poderes fácticos; expertos en el acto de desinformar y manipular a la población, según mi humilde criterio. No hemos de evitar la sinceridad, aunque en ocasiones pueda resultar altamente ácida. El mayor exponente de libre expresión es el periodista, escritor, locutor y empresario, Don Federico Jiménez Losantos. Un alma libre que no teme a nada ni a nadie, un verdadero profesional dispuesto a proferir verdades como templos. El servilismo queda reservado para la tibieza que inunda el corazón de los mediocres. Afables y considerados lectores, el tiempo se agota, con él la tan anhelada libertad de expresión. El comunismo disfrazado avanza de manera imparable. El maquiavélico plan de Chávez está dando sus frutos. Cuando aún vivía el líder de la revolución bolivariana parece ser que se ideó un plan para exportar el comunismo bolivariano a Europa a través de España. El líder de la demagogia no ha sobrevivido el suficiente tiempo como para contemplar tamaño éxito, pero su sucesor -el conductor de autobuses- , estalla en carcajadas de placer. Bastardo ignorante, destructor de Venezuela, debería ser juzgado sin piedad por los tribunales internacionales. Como diría el gran maestro Confucio: «La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas».
 
Grandes periodistas versados en la investigación nos advierten de que Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero habrían sido presuntamente financiados por el gobierno bolivariano con el objetivo de poder desarrollar el comunismo en Europa. Sin embargo por el momento esto sólo son conjeturas que no pueden ser probadas -aunque espero que pronto lo puedan ser-. En artículos precedentes he puesto de relieve de manera incesante la prudencia que los españoles deben tener a la hora de depositar su confianza en una formación política. Y no es una recomendación baladí, ya que el poder de una nación en manos de una panda de canallas puede conllevar la destrucción económica y social de la misma. Durante días he podido ver material audiovisual del señor Pablo Iglesias en el cual declara su amor incondicional por el difundo dictador venezolano Hugo Chávez. También he contemplado vídeos en los cuales Pablo Iglesias Turrión cantaba «La Internacional» acompañado de los comunistas españoles más radicales. He de afirmar que aún no he quedado en estado de invidencia, y esta fortuna me ha permitido proseguir visualizando disparates de «Iglesias and company». Las evidencias demuestran que el actual secretario general del partido político «Podemos» es un comunista convencido, aunque éste persevere en su confuso y desconcertante discurso de disfrazar su ideología de «socialismo moderado regenerador». Creo conveniente que todos y cada uno de aquellos que pretendan votar a esta formación en los sucesivos comicios electores que tendrán lugar en España a lo largo de este año sepan realmente a quien están votando.
 
Cualquier historiador leal con la verdad, sabrá que la ideología comunista y sus variantes han producido alrededor de cien millones de muertos en el mundo. Todas las naciones que se han visto influenciadas por esta oscura ideología han acabado en la miseria más paupérrima. URSS, Alemania Oriental, Cuba, Corea del Norte, Venezuela y demás países que engañados por la utopía más perniciosa acogen los postulados de Marx. El comunismo es un sistema político, social y económico que no ha funcionado y jamás funcionará. Es de sentido común desechar lo que no es válido.
 
«En la raíz de todas las formas de comunismo está el odio profundo a la excelencia individual, la negación de la superioridad física o intelectual de unos hombres sobre otros y un deseo de destruir toda individualidad al nivel de un montón de hormigas comunales». 

Murray N. Rothbard – Economista, historiador y teórico político
 
Artículo escrito por Jesús Kuicast.