francisco hervas maldonado

La Virgen del Pilar

Emotivo artículo sobre nuestra Patrona del colaborador de Benemerita al Dia, Dr. D. Francisco Hervás Maldonado, Coronel Médico.

La Virgen del Pilar

Francisco Hervás Maldonado

Nuestra Patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar, es igualmente Patrona de la Hispanidad. Pero… ¿tiene sentido esto en el siglo XXI? La respuesta es sí, mucho más que sentido: necesidad. Nuestra Virgen del Pilar es un símbolo de unidad, de valor y de fortaleza. Es un símbolo de unidad, pues trasciende a nuestra patria hasta el punto de amparar bajo su protección a todos cuantos han heredado nuestra cultura: de California a la Tierra del Fuego, de las Filipinas a Cuba, pasando por Guinea Ecuatorial. La Virgen del Pilar está siempre en nuestro corazón, en parte rojo y oro y en parte verde, como lo es nuestro uniforme de Guardias Civiles, que con orgullo llevamos, en defensa de la Patria, de la Justicia y del Honor. Es también un símbolo de valor, tantas veces expresado en combates y en atentados sufridos realizados por quienes desprecian su propio ser humano y se comportan como malas bestias, pero que jamás han logrado ni lograrán torcer nuestro amor al Deber, a la Verdad y, en definitiva, a nuestra queridísima España, del Cantábrico al estrecho de Gibraltar, del Mediterráneo al Atlántico. Porque España somos y vamos a seguir siendo todos unidos. España es la bellísima Galicia, la fortaleza de Asturias, el tesón de Cantabria, el ingenio del País Vasco, la lealtad de Navarra, la resistencia de Aragón, la genialidad de Cataluña, la grandeza de Castilla y León, el saber hacer de La Rioja, La dulzura del País Valenciano, el aroma de Mar increíble de las Baleares, el espíritu multicultural de Castilla La Mancha, la capacidad acogedora de Madrid, el diseño de ideas de Extremadura, La alegría y el arte de Andalucía, la capacidad emprendedora de Murcia, el sentimiento de luz y paz de Ceuta y Melilla, la dulzura de las Canarias y, en definitiva, todos aquellos lugares donde se encuentre un español. Nuestra muy querida Virgen del Pilar es un símbolo de valor, pues Ella supo afrontar con una valentía extraordinaria, a la par que con una humildad ejemplar, la voluntad de Dios, expresada mediante el anuncio del ángel. Y es un símbolo de fortaleza, pues no se desmoronó ante el martirio y crucifixión de su Hijo, estando a su lado hasta el último momento, dándonos un ejemplo de fe admirable y aceptando ese último encargo: “ahí tienes a tu hijo…”, siendo desde entonces nuestra madre, que para la Guardia Civil y toda la Hispanidad se vehiculiza a través de la advocación mariana que ahora celebramos.

En el “compendio de los milagros de Nuestra Señora del Pilar”, escrito en 1860 por el canónigo de Zaragoza D. José Félix de Amada, se recogen decenas de milagros, entre otros el que tal vez sea el más famoso, el llamado “milagro de Calanda”, mediante el que Miguel Pellicer recuperó su pierna de la noche a la mañana, tras ser aplastada por un carro y resultar desahuciado por los médicos de entonces. Se acostó con la pierna destrozada y se despertó con la pierna perfecta, tras haberse encomendado a la Virgen del Pilar, tal como indica este texto de un romance popular:

“Miguel Pellicer, vecino de Calanda,

tenía una pierna muerta y enterrada.

Dos años y cinco meses, cosa cierta y probada,

por médicos cirujanos, que la tenía cortada.

Se acostó en la cama y por la mañana,

se encontró la pierna sana como estaba.”

Yo creo que hay dos cosas muy importantes en nuestra benemérita, en relación con la Virgen del Pilar. Una de ellas es el sentido integrador de todos sus actos. La Virgen del Pilar es una Virgen de todos y no solo de unos pocos o muchos, despreciando a los otros. No, la Virgen del Pilar es la Patrona de toda la Hispanidad y de toda la Guardia Civil: creyentes o no, blancos o negros, altos o bajos, hombres o mujeres. A todos ampara y la mayor felicidad de Ella es poder auxiliarnos a todos en la justicia, sea cual fuere nuestra condición. La segunda cosa es su patrocinio del Honor, nuestra gran divisa. El Honor es la autoestima de cada cual en el bien. No es, por tanto, honor el ufanarse de cualquier golfada (tomen nota algunos políticos), sino de ser gente de alma y no desalmada. Lo explica muy bien Don Pedro Calderón de la Barca, a través de su personaje Pedro Crespo, “el alcalde de Zalamea”:

“Al rey la hacienda y vida se ha de dar, mas no el Honor, que es patrimonio del Alma y el Alma solo es de Dios.”

Es decir, que un Guardia Civil ha de ser una persona decente y honorable. Ya en la antigüedad Julio César dijo aquello de que “la mujer de Cesar no solo ha de ser honesta, sino parecerlo”, ante la dudosa conducta de su esposa Pompeya, quien posiblemente fuese inocente de las acusaciones, aunque no quedase claro. Por eso, antaño se pedía un informe al comandante de puesto acerca de la honorabilidad del aspirante a Guardia Civil. Los tiempos cambian, desde luego, pero debemos quedarnos con el hecho de la decencia como principio de conducta en la Guardia Civil. Y esto atañe a todos, desde el Teniente General al recluta.

Finalmente, volvamos los ojos a nuestra Madre del Pilar y yo creo que no estaría de más el encomendarnos a ella con una sencilla oración:

“Doy fervientes gracias a Dios por la presencia singular de María en esta tierra española donde tantos frutos ha producido. Y quiero encomendarte, Virgen santísima del Pilar, España entera, todos y cada uno de sus hijos y pueblos, la Iglesia en España, así como también los hijos de todas las naciones hispánicas. ¡Dios te salve, María, Madre de Cristo y de la Iglesia! ¡Dios te salve, vida, dulzura y esperanza nuestra! A tus cuidados confío esta tarde las necesidades de todas las familias de España, las alegrías de los niños, la ilusión de los jóvenes, los desvelos de los adultos, el dolor de los enfermos y el sereno atardecer de los ancianos. Te encomiendo la fidelidad y abnegación de los ministros de tu Hijo, la esperanza de quienes se preparan para ese ministerio, la gozosa entrega de las vírgenes del claustro, la oración y solicitud de los religiosos y religiosas, la vida y el empeño de cuantos trabajan por el reino de Cristo en estas tierras. En tus manos pongo la fatiga y el sudor de quienes trabajan con las suyas; la noble dedicación de los que transmiten su saber y el esfuerzo de los que aprenden; la hermosa vocación de quienes con su conciencia y servicio alivian el dolor ajeno; la tarea de quienes con su inteligencia buscan la verdad. En tu corazón dejo los anhelos de quienes, mediante los quehaceres económicos procuran honradamente la prosperidad de sus hermanos; de quienes, al servicio de la verdad, informan y forman rectamente la opinión pública; de cuantos, en la política, en la milicia, en las labores sindicales o en el servicio del orden ciudadano prestan su colaboración honesta en favor de una justa, pacífica y segura convivencia. Virgen Santa del Pilar: aumenta nuestra fe, consolida nuestra esperanza, aviva nuestra caridad. Socorre a los que padecen desgracias, a los que sufren soledad, ignorancia, hambre o falta de trabajo. Fortalece a los débiles en la fe. Fomenta en los jóvenes la disponibilidad para una entrega plena a Dios. Protege a España entera y a sus pueblos, a sus hombres y mujeres. Y asiste maternalmente, oh María a cuantos te invocan como Patrona de la Hispanidad. Así sea.”

Esta oración la realizó el próximamente Santo y actualmente Beato Juan Pablo II, hace ya años. Ante esto, lo mejor es callar y repetirla con humildad.

¡Viva la Virgen del Pilar! ¡Viva la Hispanidad! ¡Viva la Guardia Civil!