entrevista--490x330

Francisco Martínez, secretario de Estado de Seguridad, apunta que «en España hay elementos radicales controlados por la Policía Nacional y la Guardia Civil. Un centenar ha salido del país para combatir en Siria»

El terrorismo yihadista, la delincuencia organizada y la ciberdelincuencia. Esos son, explica Francisco Martínez Vázquez, secretario de Estado de Seguridad, los tres ejes sobre los que pivota el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Tras dos años al frente de una Secretaría de Estado que da «para 24 horas de trabajo al día», Martínez Vázquez defiende que España es «un país seguro» y que detrás de la baja tasa de criminalidad está «la eficacia y el buen trabajo policial». Pero los retos son muchos. Tanto que los cuerpos de seguridad ya no sólo necesitan un arma: «El policía del presente va a tener que utilizar una pistola y una tablet».

La tasa de criminalidad en España se sitúa entre las mejores de Europa. ¿Qué hay detrás de esas cifras?

Sobre todo un factor: eficacia policial, un buen trabajo. También el grado de convivencia ciudadana, de cultura cívica. Es cierto que la tendencia de algunos delitos era descendente, pero había otros que preocupaban especialmente por la alarma social que generaban como los robos en viviendas y los robos en el campo. Que sean buenas las tasas no nos debe llevar a bajar la exigencia de efectividad policial. Si la UE es la región más segura del mundo, España es uno de los países más seguros de la UE.

¿Y cómo se trabaja para reducir ese tipo de delito?

Se pusieron en marcha planes específicos de Policía Nacional y Guardia Civil que implican planes operativos y una labor de prevención y pedagogía. En el caso de los robos en vivienda elaboramos un atlas de los robos para definir su tipología municipio a municipio. Nos permitió identificar tendencias que han ayudado a esclarecer hechos. Por ejemplo se ha comprobado que en determinadas regiones era un fenómeno itinerante. Es el caso de La Rioja y se puso en marcha un plan específico contra la delincuencia itinerante que ha afectado a esta comunidad.

ETA, históricamente, ha sido uno de los pilares del trabajo policial. ¿Han cambiado las prioridades?

El terrorismo de ETA, en gran medida, es parte del pasado porque es una organización derrotada por la eficacia de la Policía Nacional y la Guardia Civil, por los tribunales, la colaboración internacional y el esfuerzo ciudadano. Ahora ha pasado a primer plano el terrorismo yihadista. Un segundo ámbito es la ciberdelincuencia, un fenómeno tremendamente perturbador por la dependencia de las nuevas tecnologías. Y un tercer campo es el crimen organizado, contra el tráfico de drogas, la trata de seres humanos, el blanqueo de capitales y sus lazos con el terrorismo. Eso hace que a los agentes se les exija más cualificación. El policía del presente va a tener que utilizar una pistola y una tablet. Además cada vez es más importante trabajar en las estructuras policiales internacionales. La delincuencia es hoy transnacional y la respuesta debe ser transnacional.

¿Cómo se combate ese terrorismo yihadista tan poco ‘clásico’?

Esa amenaza en España viene de lejos. Ya se hicieron operaciones contra el terrorismo yihadista antes del 11-S. Hay especialistas en Policía Nacional y Guardia Civil desde hace muchísimo tiempo y después del 11-M hay una mayor especialización porque esa amenaza ha cambiado. Durante muchos años eran un problema las células, que tenían un formato parecido a los comandos terroristas convencionales tipo ETA. Ahora el fenómeno más preocupante es el de los actores solitarios, un terrorista que no forma parte de una organización terrorista con unos líderes claros y con un reparto de cometidos.

¿Cómo llega un joven que ha nacido o que vive en España a formar parte del Estado Islámico?

Hay líderes carismáticos que recaban adhesiones en Internet, en redes sociales. Lanzan grandes proclamas buscando adeptos. Al-Baghdadi, líder del Estado Islámico, que nosotros preferimos llamarle Daesh [acrónimo árabe de Estado Islámico, repudiado por los terroristas y que desdibuja las fronteras entre el Islam, los musulmanes y los terroristas] se ha proclamado califa y lanza un mensaje para reclutar en cualquier país. Esos individuos se adhieren intelectualmente a una organización terrorista, Daesh, AlQaeda o cualquiera de sus franquicias, se radicalizan y a través de Internet se adiestran en el manejo de armas y explosivos. Es un proceso individual que se desarrolla por medio de Internet, que es el principal agente radicalizador, mucho más que las mezquitas. Aprenden a ser terroristas en Internet y algunos se desplazan a zonas de conflicto y otros se quedan en sus países de origen, a los que consideran profanos. En un momento dado actúan y es lo que hemos visto en Francia. Es un perfil totalmente diferente y supone un desafío. No es lo mismo controlar una célula que un individuo que se radicaliza a través de Internet y por eso estamos viendo muchas operaciones que desarticulan redes de captación y adiestramiento.

Hay elementos radicales en España y en La Rioja.

Elementos radicales tenemos y están controlados por Policía Nacional y Guardia Civil. Un indicador muy expresivo de cómo estamos frente a otros países es que en otros países son más de 1.000 los desplazados a Siria, caso de Francia. En España tenemos alrededor de un centenar. Es un elemento tranquilizador pero nos hace ser especialmente vigilantes. Los fuerzas y cuerpos de seguridad conocen los núcleos de radicalización y trabajan para la prevención.

LA RIOJA

Benemérita al día - Periódico Digital
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.