En los tiempos en que vivimos no conviene ser pesimista, pues antes de diagnosticarte una depresión o caída de autoestima, conviene observar que por arriba, por abajo y por los laterales, estamos rodeados de tontos, y curiosamente casi todos ellos están inmersos en la política. Tenemos el tonto liberal, que suelen ser más jóvenes, y el tonto crédulo, que son los que se creen lo que dice el tonto psicópata que gobierna. Este último es el más peligroso, pues al estar enamorado de si mismo no comprende que es un gran don la convivencia y otro mayor la humildad.

Decía Don Jacinto Benavente (no olvidemos su obra Los Intereses Creados) que lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos. De manera que si los malos son además tontos, pues el caos está sembrado. En España tenemos experiencia de siglos en ello. Los árabes invadieron España gracias al Conde Don Julián y al Obispo Don Opas, traidores e idiotas. Diversas crónicas lo refieren y traidores ha habido siempre, en diversos niveles. Incluso reyes felones como Fernando VII, que se cargó la Constitución de 1812 y que está siendo copiado en la actualidad, pero mucho más bastamente y bastante menos lógico. Sir Arthur Conan Doyle nos dice que un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira. Y es que en la abundancia de agua el tonto tiene sed (Bob Marley). Esto último es lo que les sucede a los separatistas: todo les parece poco. Lo quieren todo para ellos a costa de los demás.

Miguel de Unamuno decía algo que cuadra perfectamente a nuestro gobierno de España y a los independentistas: “lo saben todo, absolutamente todo. Figúrense lo tontos que serán”. Lo peor del tonto es que sin formación adecuada –e incluso sin ninguna formación– opina de todo. Claro, que Don Santiago Ramón y Cajal los veía venir: “como hay talentos por el estudio, hay tontos entontecidos por el desuso”. Es evidente que en estos momentos y desde hace ya algunos años se promociona la estupidez en las aulas. Pero a todos los niveles, incluyendo los profesores. Y muy especialmente en las escuelas y facultades de periodismo. Hoy en día, para ser un periodista con contrato fijo hay que ser tonto de baba y un “pelota” descomunal con el gobierno.

Y lo peor es que los grandes ideólogos de los tontos son dos sinvergüenzas: Karl Marx y Federico Engels. El primero mataba de hambre a su familia, mientras que él vivía a todo lujo. El segundo odiaba a los hombres y defendía a las feministas. Es curioso que su apellido en alemán significa Ángeles en español. Pero es que además proponen la ideología del absurdo: un mundo dominado por indocumentados y tontos que esclavizan a los listos. ¿Sería envidia?

Y vayamos ya a la situación actual de España. Al psicópata que manda le importamos un rábano los demás, pues solamente se quiere a sí mismo. Sus secuaces son altamente ignorantes o con graves deficiencias morales que pretenden justificar con leyes absurdas que les llevan a conseguir lo contrario de lo que pretenden. Pero para mandar hay que pactar con el diablo, si es preciso, a costa de nuestros bolsillos. Esto es malvado, desde luego, pero es algo peor: retrógrado y vulgar. Nos hacen retroceder más de un siglo de evolución sin ningún sentido, pues los jóvenes de calidad se marchan a otros países y solamente quedan tontos y vagos, sintiéndonos cada vez más colonizados por extranjeros de muy bajo nivel de conocimientos, especialmente islámicos. No se dan cuenta tampoco ellos de que sus ideas son a extinguir a corto o medio plazo, pues hasta en Irán ya se subleva la gente, porque así no se puede vivir ni mucho menos prosperar.

De paso, estos mamarrachos intentan acabar con la Iglesia Católica y demás iglesias no violentas. Eso sí: cuando se ven morir les entra la diarrea física y mental, el nervio y el terror, pidiendo confesión y expresando un gran miedo incoercible hacia el futuro. Bueno, el ejemplo de la Pasionaria o Enrique Tierno Galván así lo demuestran. Y no me extraña, porque todo lo de aquí pasa, incluida la riqueza o el poder. Solamente el cariño, la ayuda y la solidaridad tienen un sentido de perdurabilidad. Claro, si eres un psicópata o un tonto del haba no.

Narcisistas, carentes de empatía, mentirosos y manipuladores. Estos son algunas de las principales características que nos sirven para para identificar que estamos ante un psicópata. “En psicología y psiquiatría, se llama psicópata a quien padece un trastorno antisocial de la personalidad (TAP), que disminuye o impide su capacidad para compartir y dificulta su adaptación a entornos sociales con normas preestablecidas, como las leyes, los derechos individuales o el bienestar colectivo”. No se puede decir más claro. Pero lo peor es que hay gente que los venera, lo cual es ya de frenocomio.

Cuando un psicópata gobierna, máxime si es un ignorante, estamos en la vecindad de un conflicto. Entre otras razones porque se rodea de incompetentes, tarados morales y gentes agresivas en grado sumo. La usual consecuencia de todo ello es una sublevación popular, que no hay quien la pare, por más que ellos se lo crean. Pueden detener y matar a algunos, pero no hay sitio ni balas para matar a bastantes millones de personas que ya no pueden más y que han llegado al punto de que no temen a la muerte. Es lo que se llama una conducta legionaria. Esto tampoco es nuevo. Séneca decía que “quien desprecia su vida es dueño de la tuya”. Eso es lo que hacen los islámicos, lo que sucede en cualquier rebelión, lo que acaba con las dictaduras como la que tenemos ahora en España. No hay más que dar un repaso a nuestra historia, que además se repite con cierta periodicidad.

Fracasó la ETA, fracasó la separación catalana cuando se unieron a Francia, fracasó la invasión francesa de principios del siglo XIX, fracasaron la primera y la segunda república, etc. Porque mucho antes ya habían fracasado los Celtas, Íberos y Celtíberos, los Visigodos, el Califato de Córdoba, los reinos de Taifas, los antiguos reinos cristianos, y no sigo por no cansar. España se mueve entre dos polos: los idiotas agresivos, que suelen mandar, y los sensatos pacientes, que suelen callar; pero de vez en cuando los pacientes se impacientan y como son mucho más inteligentes que los otros, les zurran la badana. A continuación, pasa un tiempo de paz y concordia, hasta que los tontos y locos acceden al poder y vuelta a empezar.

En fin, estos imbéciles no se dan cuenta de que al cargarse la Constitución se cargan su propia seguridad y el futuro de sus partidos. Sí, robarán y se enriquecerán, pero morirán como todos tenemos que morir. Mas luego… ¿Y si les pide alguien cuentas en el más allá? ¿Y si era mentira eso del paraíso islámico? ¿Y si eternamente son reducidos a la nada? Porque… ya se han descubierto restos de vida en nuestro planeta con más de doscientos cuarenta millones de años. ¿Quién se acuerda de ellos?

Deseo que se imponga la sensatez en algunos diputados y se impida el gobierno más que conflictivo de un psicópata y sus huestes de ignorantes. A mis setenta y dos años solamente pueden matarme y tengo la conciencia bastante tranquila. Es más: los perdono porque no saben lo que hacen y les deseo que sean felices sin molestar al prójimo, que se puede lograr, aunque a ellos no les parezca viable. Simplemente les advierto que la vida es un tesoro irrepetible y que están destrozando las suyas sin ningún sentido.

Y tomen nota quienes se hayan en lista de espera para gobernar, que más pronto que tarde les va a tocar sacar del hoyo a un país completamente destrozado por los locos y tontos. No es sencillo. Pero es que, además, las élites mundiales quieren reducir la población a la mitad, así es que los ataques no son pocos. Sin embargo, a los españoles “nos ponen” los ataques y siempre acabamos ganando.

Esperemos que así suceda una vez más, con paz y sensatez.

Francisco Hervás Maldonado
Coronel Médico (R)