Artículo de opinión de nuestro colaborador en Benemérita al Día D. Francisco Hervás Maldonado, Coronel Médico.
PER ASPERA AD ASTRA
Lucio Anneo Séneca, en sus Cartas a Lucilio, nos lega esta bellísima frase (carta LVIII), que viene a traducirse de manera libre, aunque real, como “solo con el sufrimiento se alcanzan las estrellas”.
Y yo me acuerdo constantemente de dicha frase en estos días, tiempos en los que estamos imbuidos de una cultura hedonista, que ni acepta ni perdona el sufrimiento, acaso porque estamos regidos desde y por la inmoralidad, desde y por el egoísmo, desde y por la falta de Fe. Veinte mil veces que naciera Cristo, veinte mil que lo volveríamos a crucificar. ¿Quién ama a sus enemigos, quién ora por los que le persiguen y calumnian? Bien, pues así nos va: no logramos ser felices.
Pero es que la prueba fehaciente de la certeza de tal mensaje es que Cristo resucitó. Muchos dirán que eso sucedió hace muchos años. Pues yo digo que ¡ja, ja y ja! Dos mil años no son nada. Estamos viendo estrellas y galaxias cuya luz nos llega con miles de millones de años luz. Miremos cualquier noche al cielo y se nos helará la sangre al ver lo infinitésimos que somos: nada. Es para darse un tiro, si no se tiene Fe. Todo pierde sentido al caer solamente en la razón. La razón es imperfecta porque solo vemos un infinitésimo de realidad. Por ejemplo: en mi juventud se nos decía que el universo estaba casi vacío, poseído por la nada. Bueno, pues donde dije digo digo Diego. La nada no parece existir. Es más, la nada está contenida – al menos en su mayor parte, de más del 70% -‐ de la llamada materia oscura, imperceptible físicamente para nosotros, que ahora empezamos a poseer tecnología indirecta (no: indirectísima) que nos lleva a sospechar su existencia. En pocas palabras: Cristo resucita cada día en nosotros, si lo queremos aceptar.
Y dicho el proemio, vamos al grano. No se me quejen de que las cosas van mal. Moléstense en ir a votar. Vayan a los mítines, lean los programas de los partidos. Ya se yo que eso es un coñazo – con perdón – pero también se que si tal cosa hacemos, podemos tener información de lo que se nos viene encima. Y no se queden ahí; exijan el cumplimiento de lo prometido. ¿Cómo? Pues muy sencillo: pidan copia del acta notarial del programa de su partido, que si es serio, la tendrá y si no, pidan una copia firmada por la persona responsable de su circunscripción. No de todos, sino de aquel al que piensen dar su voto. A continuación, una vez celebradas las elecciones, exijan por vía judicial el cumplimiento de lo programado o una indemnización de su bolsillo a los políticos de turno. Como los jueces dirán que ni flautas, apelen al supremo, al constitucional e incluso al tribunal europeo. Ya verán como cuando reciban doscientas o trescientas mil reclamaciones, los jueces no se quedan quietos. Es un tostón, pero “per aspera ad astra”.
Y como el movimiento se demuestra andando, espero que alguien lea y considere estas palabras, iniciando un movimiento de exigencia de moralidad y decencia en
nuestra clase política. Y que se dejen de cuentos de abortos, matrimonios gay, cifras de éxito económico y memeces afines. Que no, que no tragamos. Queremos paz, trabajo, unión (dejen ya de envenenar a la gente de personalidad endeble), justicia igual para todos, precios no abusivos, impuestos reducidos a lo necesario (mamandurria excluida), educación de calidad, sanidad con muchísimos menos gestores y muchísimos más profesionales sanitarios, bancos decentes que no te cobren hasta por saludar, viviendas ajustadas a su coste real de obra, respeto a todas las religiones, en especial a la de la mayoría, que es la católica, aunque con tolerancia respetuosa de las demás, defensa de la agricultura, ganadería y pesca (que todos podamos comer a precios razonables), recorte de pesebres (muchísimos menos políticos y muchísimos más funcionarios profesionales), cuidado de nuestros ancianos y minusválidos, control de los controladores: ¿quién vigila a hacienda?, y… bueno, mejor me callo por ahora, pero podría seguir hablando mucho (diputaciones, parlamentos autonómicos, fundaciones opacas, etc.).
Así es que ya saben: a moverse o a no quejarse jamás. Per aspera ad astra, y no solo en España, sino en toda Europa. Habrá que ir transmitiendo el mensaje. Eso sí, con orden y sin gamberros, que suelen estar a sueldo de determinados partidos y sindicatos. A los gamberros, ni verlos: son políticos también, aunque sin educación.
¡Qué a gusto se queda uno!
Francisco Hervás Maldonado, Coronel Médico