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Se cumplen treinta años del primer diagnóstico oficial de la patología mental de policías y guardias civiles que lucharon contra ETA en el País Vasco

‘Síndrome del Norte’, la asignatura pendiente

En 1985 un guardia civil que había estado destinado en el País Vasco mató a un transexual en Barcelona. Los forenses dictaminaron que el agente padecía el ‘síndrome del Norte’ por la gran tensión que sufrió debido a la amenaza etarra. Desde entonces, la patología, que no está reconocida oficialmente como enfermedad profesional, se ha diagnosticado con cuentagotas. Los afectados -unos 15.000 agentes- se quejan de la ardua lucha en los tribunales que deben emprender para que su incapacidad irreversible por estrés postraumático sea considerada como un atentado. 

El guardia civil José Antonio Sánchez, de 25 años, fue el primero en conseguir un diagnóstico de `Síndrome del Norte´, hace ahora treinta años. Estaba acusado del homicidio de un transexual y los forenses dictaminaron que la situación psicológica y emocional del encausado no era normal como consecuencia de haber estado destinado en Euskadi durante ocho meses.

Eran los años de plomo de la ofensiva etarra contra los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Más de 400 policías y guardias civiles perecieron en atentados terroristas; pero hay muchos más afectados, además de los heridos. Los sindicatos y asociaciones de la Policía y la Guardia Civil calculan que en torno a 15.000 agentes sufren estrés postraumático por haber estado destinados en el País Vasco entre 1975 y 1990.

El guardia Sánchez fue condenado finalmente por homicidio, pero su condena se redujo considerablemente debido al informe pericial sobre su estado psicológico: de 24 años de cárcel a once. No se conoce el número de casos diagnósticos por esa patología, porque la Administración no la reconoce como enfermedad laboral. Las asociaciones profesionales calculan que solo el uno por ciento de los afectados puede haber logrado la incapacidad permanente por acto de servicio debido a su trabajo en Euskadi.

El miedo a estallar por los aires, a recibir un disparo a bocajarro, la angustia de estar acuartelado días enteros, la muerte de los compañeros en los numerosos atentados… la tensión que sufrieron los policías y los guardias civiles en el País Vasco de los ochenta se convirtió para algunos de ellos en un cuadro clínico de ansiedad y depresión irreversible, conocido como Síndrome del Norte.

INTERVIU: 13/04/2015 Ana María Pascual